jueves, 7 de junio de 2007

Der Wille zur Macht (que trata de desarrollar alguno de los conceptos que reflejan mi modo de pensar)

Ayer, al recordar en mi entrada el libro de Nietzsche "Also sprach Zaratustra" y curiosamente desarrollar un concepto Nietzscheriano por teléfono más tarde por la noche, me han venido ganas de exponer mi visión al respecto.

Nietzsche es casi con toda seguridad el escritor más influyente entre el público adolescente. Malinterpretando su "superhombre", su "voluntad de poder" o su "genealogía de la moral" se han construido centenares de superadolescentes de todo-a-cien, al margen de que se han tergiversado sus teorías como excusa ideológica para cometer actos muy alejados de los propios principios que pregonaba el pensador alemán.

Aunque nunca he comulgado totalmente con su forma de pensar, sí que hay dos ideas muy claras que llevo mucho tiempo aplicando en mi vida, especialmente en mi parcela personal, debidamente modificadas a mi antojo: el eterno retorno y la voluntad de poder.

El eterno retorno es tal vez una de mis mayores pasiones y controversias y es precisamente lo que me impactó de Zaratustra; después de la vida, y al contrario de lo que postula la mayoría de metafísica del "mercado", no existe un más allá. El más allá es la propia vida (en una suerte de reencarnación cíclica clónica), el regreso a la Tierra misma después de vivir. Nietzsche dice que el mundo es todo lo que hay, lo único que hay, y al volver incurriremos de nuevo en las mismas acciones (el tiempo es curvo", dijo el enano). Aunque no estoy de acuerdo con la totalidad de esa afirmación, sí acepto el doble trasfondo de la misma: la vida es lo que hay y hay que amarla. Uno tiene que estar preparado para tanto lo bueno como lo malo y quererlo y amarlo con la misma intensidad, porque eso es lo que hay y eso es lo que habrá siempre. Al aceptar esta situación, uno aprende a "gozar" de todos los momentos sean cuales sean porque, por el eterno retorno, los vamos a revivir de todas formas y todos forman parte de la vida. La vida, con sus situaciones buenas y malas, es la misma y única cosa.

La segunda idea es la voluntad de poder, aunque no en el sentido más radical de su origen. La voluntad de poder es el deseo vital del hombre para ampliar su radio de influencia más allá de él mismo. El deseo explícito de someter, subyugar y dominar pero no desde un punto de vista voluntario, sino innato, natural. Y, al contrario que Nietzsche, no divido entre poder activo y reactivo. Se debe no a un impulso expansionista (o podría llamarlo "imperialista) sino a la propia acumulación de fuerzas que simplemente 'llaman' al más fuerte a ocupar el terreno libre. El mundo natural funciona así, en realidad.

Todo ello se junta en una suerte de "suprahombre", concepto que me apasiona profundamente pero no en el sentido vanidoso de la palabra. El suprahombre ama a la vida por encima de todas las cosas, tiene la necesidad vital de expandirse y, a la vez, no se ve limitado por los convencionalismos. Cada persona debería regirse por su propia moral y sus propios principios, sin aceptar otros por el simple hecho de que lo hayan hecho los demás o la mayoría. La voluntad de poder le permite además arriesgar, porque la victoria y la derrota son lo mismo y porque ama la vida intensamente, con sus triunfos y sus fracasos. Y actúa ante la vida, cuando lo que prevalece es el ser reactivo. Y nunca se arrepiente de nada, porque cuando tomó una decisión lo hizo convencido de que era la correcta.

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Tal vez el tocho anterior no deja de ser una evolución de los mismos sentimientos de grandeza que uno tiene a los 16 años, no lo sé. Pero lo que sí sé es que me impresiona como se ajustan muchos de estos postulados a mi modo de pensar de hoy en día. Puede que Nietzsche fuera un martillo que quisiera romper con todo (Schopenhauer, Kant, etc.) y un radical en su forma de entender las cosas, pero no puedo dudar que, en muchas de sus apreciaciones y en lo que a mi respecta, era un auténtico visionario.

Simplemente, hay veces que... MmMm... memolo a mí mismo. Estoy seguro de que eventualmente llegaré a ser la persona que quiero ser. Aún me falta, pero.

2 comentarios:

Vander dijo...

Sin llegar a pensar exactamente igual, sí veo algunas reminiscencias de mis pensamientos en tu texto que de vez en cuando me rodean y me hacen buscar subterfugio en ideas aún más enrevesadas que las anteriores.

Podría escribir una entrada en mi blog acerca de ésto, pero terminaría abriendo muchos frentes y entenderlo acabaría siendo una utopía, una quimera.

Lo dejaremos así.

Motenai dijo...

Imaginaba que serías el único que respondería a esta entrada, bR0ther.

Tengo pensado expandir el concepto de moral y moralidad el lunes, a ver qué te parece.

Espero que al final decidas escribir en tu blog acerca de esto. Me interesaría mucho saber cómo piensas al respecto. Y también me gustaría saber qué diferencias existen entre tu forma de pensar y la mía.