viernes, 30 de enero de 2009

Más sobre tenis... (que trata sobre el Open de Australia)

Hacía tiempo que no hablaba de tenis. De hecho, acaba de terminar la segunda semifinal del Open de Australia que ha enfrentado a Nadal con Verdasco (victoria del primero por 6-7 / 6-4 / 7-6 / 6-7 / 6-4 en más de cinco horas y estoy extasiado. Qué partidazo.

Lo cierto es que no me esperaba que Verdasco aguantara tanto, e incluso ha tenido opciones en todos los sets, siendo víctima de sus propios errores. Pero ha demostrado ser un gran jugador, ha hecho un gran torneo y ha puesto en apuros al número 1 del mundo, que se dice rápido pero no es nada fácil. Lo que pasa es que le ha pasado factura su inexperiencia (dos dobles faltas en el juego decisivo) y el hecho de que con Nadal no puedes permitirte ni un momento de relax, ni tan siquiera cuando vas 0-30 con su saque y puedes acabar rompiendo. En fin.

Lo que más me ha llamado la atención ha sido la estadística al final del partido. Cinco horas y catorce minutos (Federer, que esperaba rival en la final desde su victoria ayer sobre Roddick, se relamía de gusto viendo como se mataban entre ellos) y, atención al dato, únicamente 25 errores no forzados de Rafa. 5 por set. Los sets han durado, para hacerse una idea, más de una hora cada uno. Y en más de una hora de juego cometes SOLAMENTE 5 FALLOS NO FORZADOS??? Este tío no es normal, no es natural. Por poner un ejemplo: una máquina lanza-pelotas, un robot tirabolas, falla más.

Si es que Nadal no te concede ni una, no te da nada. Ni las gracias, imagino. Tienes que arrebatárselo de las manos a mordiscos porque si no, gratis, no lo vas a obtener. Esa es la clave del juego del español, si bien mucho menos vistoso que el de Federer, Murray, Djokovic o incluso Roddick. No solamente lo digo yo, sino los cientos y cientos de comentarios en la página web del Open de Australia reconociendo los méritos del español pero admitiendo que verlo jugar, en lo que a tenis se refiere, no es precisamente una delicia.

El domingo pues, partidazo. A partir de las 9:30 de la mañana. Federer NECESITA ganar a Nadal mucho más de lo que Rafa necesita ganar a Roger. Espero que así sea.

miércoles, 28 de enero de 2009

Salamanca (que trata sobre la ciudad y la rana)

Viaje ralámpago a Salamanca, una ciudad que no entiendo como se me había pasado por alto todos estos años. No solamente tiene una concentración de edificios históricos comparable a Roma, Florencia o similares (me refiero en densidad, no en cantidad) sino que además da gusto caminarla entera.

Es un auténtico gustazo perderse por entre sus calles (yo me perdí dos veces xD) mientras vas haciendo fotos, tanto de día como de noche. Con solamente 150000 habitantes está cargada de vida, aunque supongo que los más de 35000 estudiantes ayudan bastante, la verdad. 20000 niñas de 20 añitos que tiene fijas, mira por donde la gracia donde está (Vander, ya sabes). Curiosamente, la empresa en la que se instalaba la máquina estaba dentro de la universidad Pontificia, aunque el taller lo habían trasladado fuera. Hoy, miércoles, Santo Tomás, es el patrón de los estudiantes con lo que no hay clase - qué pena xD - pero mientras estaba con mi cliente hemos aprovechado para ir a la fachada del siglo XII que da lugar a la leyenda de la rana. Por lo visto conocido por todos menos por un servidor - cosas de llegar tarde a la universidad, supongo - y que me ha encantado.

Resulta que en la fachada esa que menciono, ricamente decorada con miles de detalles, hay situada una calavera sobre la que reposa una rana. Sin indicaciones es verdaderamente jodido encontrarla, con lo que normalmente los lugareños dan algunas pistas. Y efectivamente allí está, a unos seis metros de altura. La rana - algunos dicen que es un sapo - tiene la particularidad de haberse convertido en símbolo de la ciudad y los estudiantes acuden a ella ya que, cuentan, si la encuentras... apruebas. Que no se sabe si es verdad o mentira pero oye, por si acaso. Como dijo la Lola, "yo no soy supersticiosa porque trae mala suerte".

En definitiva, ciudad altísimamente recomendada para caminarla, mejor seguramente en una época en la que no ataque tan maliciosamente el frío como lo ha hecho hoy, pero que sirve igual. Yo he salido igual de satisfecho. Y me traje una rana de recuerdo, que no se diga... (que aún no me han dado las notas de este semestre xD).

martes, 27 de enero de 2009

En el nombre del Paddle (que trata sobre este deporte next-gen)

Ayer volvía a las pistas tras un fin de semana de inactividad debido a... bueno... a lo que ya conté en mi entrada anterior. Los restos del huracán habían dejado mella también en el club de tenis: las vallas dobladas, la arena de la pista brillando por su ausencia, el arbol de enfrente caído... Y además, hacía todavía demasiado aire para jugar. Lo intentamos, pero no. Lo intentamos porque creo haber finalizado mi peregrinaje por las raquetas hasta encontrar una que me gusta, y como solamente dispongo de dos de ellas quiero asegurarme bien antes de adquirir un par más.

Pero no fue posible, no se podía pasar una bola sin tener que hacer de adivino para aventurar su caída. Y claro, así no es plan. Total, que nos encerramos en la pista de paddle que por lo menos está más recogidita. El paddle es divertidillo, pero claro, no es como el tenis. No es como el tenis porque no se rige por los mismos principios y eso es un gran handicap para este juego.

Evidentemente, si has jugado a tenis tienes mucho ganado cuando entras en una pista de paddle: la noción de distancia con la pelota ya la tienes y la mayor parte de la técnica también. Pero claro, es mucho más monótono y unidimensional: siempre hay que hacer las mismas cosas en las mismas situaciones, hay muy poco espacio para la creatividad. Todos los sets se ganan de la misma manera y repitiendo hasta la saciedad el mismo proceso y eso es agotador mentalmente. Debo haber ganado la mayoría de los sets que he jugado y ni tan siquiera tengo raqueta... aunque cuando juego contra paddleleros se nota mi falta de experiencia con el juego y los vicios del tenis: no se puede golpear con topspin si no hay cuerdas, pegarle plano tampoco es útil, da igual la fuerza que tengas y las voleas a un metro de la red pueden no ser definitivas.

Oh, y me fastidia el abductor derecho y el antebrazo, ya para acabarlo de redondear. En fin, que como entretenimiento no está mal pero la distancia con el tenis es ENORME.

lunes, 26 de enero de 2009

Naturaleza y energía (que trata sobre el pasado fin de semana, brevemente)

Menudo caos. Hacía mucho tiempo que no se veía nada igual, incluso diría que nunca se había visto algo parecido como lo acontecido este fin de semana. Debo reconocer que al principio no me enteré mucho de la situación pues en realidad la noche previa parecía más calmada de lo que al final aconteció. Hablo, lógicamente, del vendaval que se ha sufrido por estos lares, por lo visto la cola de un huracán que ha arrasado la comarca donde vivo y las que lindan por ellas. Algunos titulares en los periódicos se han hecho eco de la situación climatológica, especialmente tras la trágica muerte de 4 niños que estaban refugiados en un pabellón deportivo cuando el techo voló y los muros se vinieron abajo, aplastándolos con violencia. También en el pueblo-calle vecino hubo que lamentar dos muertes más, víctimas de un árbol que se les cayó encima de forma imprevista.

Y es que esa ha sido la tónica general del fin de semana. Vientos de hasta 140 Km/h sacudieron la región, ensañándose especialmente con la masa forestal de las urbanizaciones. Aquí en Fontpineda fue espectacular: el vecino de abajo vio como un pino caía a la carretera, llevándose el tendido eléctrico por el camino. El del final de la calle sufrió la caida de dos pinazos gordos que se fueron contra la casa de enfrente, cortando la calle. Atrás también cayeron varios, contra sus vecinos o contra la carretera, cortando las vías de acceso. Total, que el sábado por la tarde no había forma humana de abandonar mi casa con un vehículo, al quedar bloqueados todos los accesos. Y, por si fuera poco, sin energía eléctrica debido al derrumbe de los postes y a la incapacidad de la central y de los bomberos para restablecer la situación.

Dos días enteros sin luz, que se dice rápido pero que jode bastante. El camping-gas, las velas, el trivial y el Scrabble hicieron el resto para mitigar el hecho de que no había electricidad, no había calefacción y daba miedo salir a la calle. Pero te das cuenta de una cosa que dificilmente puedes apreciar en otras circunstancias: el auténtico silencio. Hace algunas entradas hablaba de esto precisamente, de que el "silencio" que nosotros experimentamos en la realidad de cada día en realidad no es tal, porque siempre hay un ligero rumor del ventilador del ordenador, del compresor de la nevera, de la industria de la ciudad a lo lejos, los pájaros en los árboles... Pero el otro día no había NADA. Absolutamente nada. Todo a oscuras, sin el ruido de elementos mecánicos que enturbiaran esta sensación e incluso, para gran sorpresa mía, con la complicidad de los animales, todos ellos también en silencio. Eso me lleva a la conclusión que en Fontpineda hasta los perros deben ser eléctricos, porque ni uno ladraba durante la tarde del sábado.

Duró poco, no podría ser de otro modo, pues las motosierras hicieron acto de aparición para tratar por lo menos de despejar el camino para los vehículos. Está claro que el silencio es oro, por lo que dura.

Lo que me dejó pensando es la inmensa dependencia que tenemos de la energía. Durante dos días volvimos a la edad de piedra en nuestras casas. Y en cierto modo fue hasta... reconfortante.

jueves, 22 de enero de 2009

Entrada acuática: los estromatolitos, jarabe de palo y el Sol Negro y una teoría en base a una suma (que trata sobre relaciones, creo)

Boh. Ya me he liado en el título. Ahora el trabajo será mío para intentar desgranar todo lo que he expuesto arriba guardando un mínimo de orden y a la primera, sin correcciones. A ver qué sale, aunque lo tendré que hacer en pequeñas partes.

-------------------

Los estromatolitos.

Viva la TDT. Hace algunos días, mientras hacía zapping sobre las... boh... 00:30 o la 01:00 de la madrugada, hora zulú - vander dixit-, encontré un documental de esos de tipo National Geographic que hablaba sobre la Tierra. Bueno, sobre todo un poco, pero alrededor de la tierra, la vida en la tierra, el clima y demás. Cosas muy interesantes, como que los rayos van de abajo hacia arriba - la carga negativa (la tierra) hacia la carga positiva (las nubes) y no viceversa, es decir, que los rayos suben y no bajan. Eso y un montón más de esas chorradas que me encantan.

Pero iré al grano. Resulta que existen muchos millones de organismos diferentes en nuestro planeta y además han existido por lo menos otros tantos. Uno de los más antiguos y que todavía sigue ahí aguantando son los estromatolitos, una especie de bacterias que forman una suerte de rocas en mares cálidos y demás, que hace millones de años cubrían la práctica totalidad de nuestros mares. Pues por lo visto no hay otro ser vivo al que le debamos más que estas bacterias, unas de las primeras entidades que tenían la capacidad de sacar energía del Sol (fotosintetizar); durante este proceso, y dado que estaban en el agua, resulta que su particularidad más interesante era la capacidad de deshacer la unión química de las moléculas del agua. Eso es, separar por un lado el hidrógeno y - redoble de tambores - el oxígeno. WoW. O sea, que gracias a estos bichos, el oxígeno pasó a formar parte de nuestra atmósfera, al principio oxidando todo el hierro que flotaba en el agua (y de ahí que tengamos ese material para extraerlo hoy día) y después lanzándolo sin más. Estromatolitos + 10000 KUDOS por ser tan majos.

Siguiente tema.

---------------------------

Jarabe de Palo

La Flaca ya tiene más de 10 años - parece que fue ayer - pero mi canción favorita de este grupo no es la que más se conoce. En cambio, durante mucho tiempo ha sido "Agua y sed". Por muchas cosas: por el ritmo, por la guitarra... pero especialmente por la letra. Se me ha atravesado durante muchos años, la letra esta. Me daba mucha rabia cada vez que la escuchaba. Para muestra un botón:

Agua y sed /
serio problema /
cuando uno tiene sed /
pero el agua no está cerca /
cuando uno quiere beber /
pero el agua no está cerca...

Qué hacer /
Tú lo sabes /
renunciar /
a lo natural /
y dejar /
que el agua corra...

Grrr. Ya no procede, pero viene al caso.

-------------------------------

Sol Negro

En 1987, creo (too lazy to Google it), Opera Soft lanzó un videojuego con ese mismo nombre, basado en una película llamada "Ladyhawke". El argumento giraba entorno a una pareja que, debido a la maldición de un brujo, uno se convertía en un animal de día y el otro en otro distinto al caer la noche. En la versión original eran un zorro - o un lobo, no sé - y un halcón, en el juego, por cuestiones tanto de jugabilidad como de no querer copiar demasiado a destajo, en un halcón y un pez. Así pues teníamos que sortear todo tipo de trampas basadas en tierra y agua hasta llegar al único punto en el que se podía romper el hechizo, el Sol Negro: un eclipse de Sol. Sin día ni noche.

Gran juego.

---------------------------

La suma

Desde siempre he defendido que la aritmética no funciona en las relaciones personales. En otras palabras, que los números no siempre encajan. En pareja, siempre he querido pensar que 1 + 1 eran más que dos, porque ambas personas combinadas formaban una fuerza mayor que la suma de las partes. Esto es algo que siempre me ha traído de cabeza y he defendido incluso hasta ante los / las más escépticos/as defensores de la individualidad suprema. Creo haber vencido en muchos de esos casos.

Pero hoy, obligatoriamente y a raíz de recolectar todos los pensamientos que van alrededor de los 4 temas que he tratado, me veo obligado a modificar esa teoría, levemente. Las uniones de pareja óptimas no crean un estadio mayor que la suma de las partes, sino que crean un estado distinto. De la misma forma que los estromatolitos eran capaces de separar la unión química del hidrógeno y el oxígeno en gases nobles, ese es exactamente el proceso que se sigue. O por lo menos que me parece seguir en mi caso.

Es decir, que siento que estoy formando una molécula de agua. Están pasando muchas cosas en el océano de mi alrededor - desde hace un tiempo hay tormenta - pero por muy fuerte que agite, seguiré siendo agua. Un charco o un mar entero, pero agua al fin y al cabo porque la cantidad solamente cambia la denominación, no la esencia.

En otras palabras, puede faltar y pasar lo que sea alrededor mío, en mi mundo, en mi océano. Lo que sea. Porque mientras su oxígeno no falte, habrá agua.

miércoles, 21 de enero de 2009

Compartir el dolor con Job (que trata sobre la capacidad de abusar sobre el débil)

Si existe algún tipo de justicia sobrenatural, está claro que todavía no sabemos exactamente los parámetros según los cuales se mueve. Por lo menos no son ni los parámetros estándar de la iglesia católica ni tampoco los de las religiones mayormente reconocidas en el mundo. Porque, siguiendo el ejemplo, ni todos los que se portan bien tienen una vida como se merecerían ni todos los que se portan mal tienen el infierno al que deberían ser enviados... incluso en vida.

Igual existe un mensaje oculto entre todo eso que aún está por descifrar. Pero en cualquier caso, mientras los tipos listos de ahí afuera no consigan abrir la lata de los secretos, toca lidiar con lo que hay. Una de las cosas que más me da rabia es cuando el dolor se acumula en una persona de forma recurrente. Porque malas rachas las pasa todo el mundo, pero cuando el mal es recurrente y viene justo cuando estás levantando cabeza, duele el doble. La Iglesia Católica dice que los caminos del Señor son inexcrutables, que es lo mismo que admitir la propia ignorancia sobre algo de una forma más sofisticada. Si como ejemplo tienen a Job, todo mal les parece poco, claro.

Hay mucha gente que no conoce la historia de Job, un pavo que gozaba de tierras y posesiones, hijos e hijas sanos y montones de amigos y al cual Satanás le tenía algo de manía. Dios le dijo que Job era muy majo, que lo quería mucho y que nunca renegaría de Él. Satanás dijo que nanay, que qué se apostaba Dios que si empezaba a hacerle putadas a Job ya vería como lo acabaría maldiciendo y tal. Total, que empezó a hacerle las mil y una: mató a sus hijos, le robó el ganado, derrumbó su casa, le llenó el cuerpo de llagas... y Job aguantando como un campeón, que no se dijera. Qué crack de pavo. Después Dios le recompensó y le concedió otro montón de hijos, más riquezas si cabe y hasta creo que le quitó las llagas. Qué majo Dios. Pero durante el tiempo que lo tuvo puteado, viendo como el diablillo jugueteaba con su destino, nadie pudo compartir su dolor y, tampoco, nadie le aseguró que después tendría recompensa. Pero Job creía en Dios y en su concepto de justicia. Después de sufrir se lo devolvió todo y con creces.

Ahora bien: ¿Y si no le hubiese devuelto nada? Y si le hubiese dejado sufrir sin más, sin nadie para consolarlo, sin nadie con el que compartir su dolor? Y si la única recompensa, su único descanso, hubiese sido la muerte?

Qué cabrón, ¿no? Pues así estamos. Ya puedes enviarme todo lo que tengas, maldita divinidad, no cederé.

martes, 20 de enero de 2009

Chaina Chaina, Mandaraina (que trata sobre traslados, en general)

China está de moda. Claro que para los chinos, España también está de moda. Una vez han acabado con su amigable invasión de restaurantes "La Gran Muralla" empiezan con las tiendas de todo a un céntimo de euro abiertas 25 horas al día, 8 días a la semana. Seguro que es una tapadera donde hacen Nikes y Levises en el subterráneo, pero bueno. Ahí están.

China está de moda porque la gente quiere ir para allá. Algunos quieren visitarla antes de que la industrialización fulmine por completo el paisaje oriental que se mantenía casi inalterado tras varios siglos - como cuentan que ha sucedido en Shangai, la Nueva York del este - mientras que otros deciden, casi de la nada, empezar una nueva vida allí.

Este es el caso que me ocupa hoy. Recientemente he recibido noticia de que alguien de mi círculo de amistades más afectuosas ha tomado la decisión de partir rumbo al gigante asiático para una larga temporada. Tres años, nada más y nada menos. Casi ná. La vida está llena de oportunidades y es nuestro deber, creo yo, que las aprovechemos en cuanto salten a la vista. Y eso es exactamente lo que al parecer ha sucedido aquí: semi-deslocalizada como ya estaba de su tierra natal, nada hay que la ate excesivamente a esta nuestra ciudad condal, con lo que dentro de pocas semanas emprenderá la que a buen seguro será la aventura de su vida. Igual hasta encuentra a un chino cipotón que le mole (digo lo de cipotón porque es dicho que los orientales bajan la media longitudinal mundial del pene y estará ella acostumbrada a medidas más... castizas) y nos vuelve casada y todo. O lo que es más importante: enamorada. Que ganas de verla así, a esta persona, hay muchas.

Todo menos con un francés, que no lo soportarían mis ojos. No se puede tirar tan bajo el listón, por favor.

En cualquier caso, me parece una decisión no sé si acertada o desacertada. En cualquier caso valiente, porque no se trata de irse a París o Milán, a fin de cuentas a tiro de piedra. No no, Pekín, nada más y nada menos. Bueno, Beijing, que está de moda decirlo así. Si tengo que ser honesto, me parece valiente pero más fácil que para muchos; es decir, preferiría que hubiera tenido algo aquí que atara un poco más y que tomar una decisión de este tipo fuera todavía más valiente. O diré más: tener tanto amarre en Barcelona que le hiciese imposible marchar. Seguramente significaría que el amor ha llegado a su vida y, si no es así, marchar no me parece mala opción.

Así pues, un gran brindis por la gran gesta. Yo no sé si tendría lo que hay que tener para hacerla (aunque en mi caso marchar no es una opción).

lunes, 19 de enero de 2009

Enfermedades y rendimiento (que trata sobre el fin de semana que he pasado al borde del abismo, brevemente)

Este principio de semana tengo mucho contenido que tocar, pero lo haré en distintas entradas para aclarar los pensamientos. Alguno es más importante que el resto, empiezo por el más banal de todos.

Durante este finde he estado enfermo. Es altamente inusual, no estoy nada acostumbrado a enfermar. Por lo tanto, tampoco suelo tomarme medicamento ninguno (ni aspirinas ni nada) y de hecho en casa no hay ni botiquín. Pero he estado enfermo. Y como cada vez que lo estoy y como todo lo que hago, a conciencia.

El viernes por la noche ya tenía muy mala pinta. Yo diría que me lo pegó mi padre, pero barajo otras opciones. El caso es que ya me encontraba con dolor levede cabeza y me dolía la espalda y la garganta, muy poco habitual en un servidor, y como se salió brevemente hasta algo así como las 4 en un ambiente bastante cerrado y humeante, mi situación empeoró. El sábado por la mañana tenía dos exámenes (historia contemporánea e historia del arte) y cuando desperté tenía un dolor de cabeza que llegaba hasta un ojo: un Espidifen (R) arregló las cosas, aunque me dopa bastante, y pude hacer tanto las pruebas como ir al partido de tenis que tenía en casa contra un rival directo. Después de tres derrotas duras de digerir, afrontaba un partido crucial no exactamente en plenitud de condiciones pero, esta vez, con mi raqueta. Gané sobradamente porque jugué bien y el partido lo acorté lo máximo posible. Eso sí, cuando llegué a casa me apoltroné en el sofá bajo los cuidados de LMG mientras mi padre bajaba a ver el Barça. Me apetecía dormir pero mi padre, también enfermo, sobresaltaba a cada gol local. Y claro, como metieron muchos, poco pude dormir. Tenía fiebre y creo, sin exagerar lo digo, que estuve al borde de la muerte un par o tres de veces. Le metí una patada con vuelta al tío de la guadaña y me cepillé a dos querubines que me traían un arpa, retrasando el momento fatídico.

El domingo a las 9 de la madrugada tenía nueva eliminatoria (el sábado ganamos 4-1) en la que de nuevo tenía que demostrar mi condición de número 1, cosa que hice sin demasiada dificultad en poco menos de una hora. Exhibimos todos un juego sólido y brillante y dominamos 5-0 a unos rivales que nunca se adaptaron a la tierra batida.

Por la tarde tocó relajarse un poco, mi cuerpo no estaba para muchas alegrías, y comprobamos el aumento de la delincuencia en España - seguramente debido a la crisis - con el atraco que sufrió Osasuna en campo del Madrid, a golpe de silbato, para deleite de todos los merengues que no quieren dejar escapar el tren de la liga aunque sea de la manera más rastrera que existe: estafando. ¡Viva el descaro! ¡Con cámaras y todo! En fin...

Total, que sigo enfermo (me duele buena parte del cuerpo, la verdad), pero ojalá fuera este el mayor de mis males...

viernes, 16 de enero de 2009

Frases absurdas (que trata sobre un extraño mensaje en las consultas del hospital)

Todo aquel que lleva tiempo considerable manejando un ordenador, especialmente algunos más antiguos, ha encontrado en cierta ocasión la célebre sentencia:

"Keyboard not detected. Press F1 to continue"

Evidentemente es una aberración. Si no se detecta un teclado, cómo voy a pulsar una tecla para continuar? En realidad lo que significaba era que al no detectarse teclado, se insertara uno para pulsar posteriormente F1 y continuar con la carga del sistema operativo. Pero así en frío la frase acojona. Bueno, pues hoy en las consultas externas de Bellvitge me he encontrado algo similar:

"El Centro de Programación está fuera de servicio. Por favor diríjase al Centro de Programación"

...

Hombre, visto así es un bucle que puede llegar a entretener a mucha gente durante mucho rato. Tiene truco, eso sí. Normalmente ponen un número imantado tras la segunda frase, pero el cartelito se queda tal cual si el centro está activo. Y claro, es chocante. Me gustan este tipo de curiosidades :-)

miércoles, 14 de enero de 2009

La famosa pizza andaluza (que trata de la globalización, supongo)

Ayer, en una visita relámpago a Sant Cugat - con su centro relativamente bonito y tranquilo, debo añadir - se descubrió un restaurante italiano no demasiado alejado de la zona en la que se había dejado el coche. Pequeño, abre solamente 3 horas al día y alguna más los sábados y se encuentra relativamente escondido pasado uno de esos lugares que realizan suflé de foie sobre emulsión de carpaccio de setas escocesas con topping de cebolla acaramelada en mil hojas de jamón y espuma de croquetas, a dos temperaturas, con detalles de oro puro.

Un restaurante podría decirse que "italiano" por dos razones: una, que la bandera que salía en el GPS indicando el lugar era la tricolor italiana. Dos, que ponia 'pizzeria' en las afueras del local, donde se presupone que la especialidad del lugar no es precisamente el marisco gallego.

Pero, sin embargo, el resultado es lo que importa. La pizza sí estaba muy buena, o eso parecía, la carne estaba bien cocinada y la pasta estaba más que excelente. De hecho hacía tiempo que no comía tan bien la pasta, si bien la cantidad - afortunadamente, que acabé llenísimo - no era para echar cohetes. Y cabía la posibilidad de tomar crepes de postre, para acabar de cumplir con una comida baja en calorías e hidratos de carbono.

Tomar tan buena pasta cuando los dueños del local, o por lo menos el dueño, tiene un acento sevillano que obliga a escuchar MUY atentamente lo que te está diciendo para no perderte un par de frases, tiene su miga. Es decir, dónde vamos a ir a parar. No puedo concebir que una de las mejores paellas pudiera comerse en Köln o en Manchester, que las mejores tapas se sirvieran en Lyon o que el mejor asado argentino se comiera en Finlandia. Esto es una vergüenza. Dónde vamos a ir a parar? Comprando el jamón por internet - en ebay, por ejemplo - a un austríaco? Nonono, esto hay que pararlo.

Entiendo que nuestros productos autóctonos tengan el reconocimiento que se merecen, pero deberían ser EXCLUSIVOS de nuestro país. Coñe. Las mongetes amb butifarra deberían prohibirse allende de nuestras fronteras excepto si las preparara un catalán, claro está. Y el cocido madrileño no podría llamarse así fuera de los límites de madriz. No es justo.

Eso sí. La pasta sería una excepción, que Sant Cugat me queda más cerca que Nápoles.

martes, 13 de enero de 2009

La abuela rolera (que trata sobre mi abuela)

Como casi todo el mundo, yo tuve dos abuelas y dos abuelos. Tuve la suerte de conocerlos a todos. Con los maternos, por proximidad y por otras circunstancias, me relacioné muchísimo más que con los paternos, a los que apenas veía un par de veces al año. Eso provocó que mi cariño hacia todos siguiera la misma pauta proporcional.

A fin de cuentas, durante los primeros tres años de mi vida fueron mi abuelo Joan y mi abuela Palmira quienes me criaron. Me pasaba el día en su casa y en la guardería de enfrente, el Girasol, y la realidad es que me encantaba estar allí. Ser hijo único de hijos únicos tiene la peculiaridad de que eres nieto único y, como es natural, suelen darte bastantes concesiones. Por lo pronto, se me permitían una inmensa cantidad de cosas que a mi madre nunca se le concedieron, despertando algún que otro resquemor en ella que había vivido ciertas etapas más... digamos... represivas. Yo era el rey de la fiesta, todos los días. Con mis abuelos también recuerdo haber disfrutado de las más legendarias series de televisión: Buck Rogers, El gran Héroe Americano, El Equipo A, El Halcón Callejero, Los Hombres de Harrelson, El Trueno Azul...

Tras la muerte del meu avi Joan, mi abuela se quedó viviendo sola. Evidentemente. No guardó luto perpétuo, pero sí que era impensable que fuera a vivir con alguien. Ella etaba en su casa, en la que había nacido 70 años atrás y de ahí ni iba a entrar nadie ni ella iba a salir.

Evidentemente yo no la conocí joven, o sea que no puedo argumentar acerca de cómo sería con 50 años menos. Pero sí puedo decir cómo era de mayor en comparación a otra mucha gente de su entorno y edad que sí he conocido. Para empezar, era absolutamente desprendida y generosa. Siempre estaba ofreciendo y dando lo que tenía (y era feo no aceptárselo), bien fueran bienes materiales, dinero o lo que sea. De hecho, gracias a ella - y al dinero que mes a mes había ido poniendo en una libreta "para cuando me fuera a la mili" - pude comprarme mi primer coche tras accidentar el Suzuki Samurai: un Renault Megane Coupé. Y cuidado con dar un 'no' como respuesta, que menudo genio tenía comprimido en el escaso metro y palmo que levantaba del suelo. Era como un hobbit de la comarca.

Era asbolutamente independiente y le molestaba sobremanera dar por culo. No te llamaba para no molestarte y si marcaba tu número te preguntaba siempre si te causaba molestia alguna. Esto es una característica que debería salir de serie en todas las personas. Hasta dos semanas antes de su muerte, no había dado 'problema' ninguno. Incluso si estaba enferma no llamaba para no preocupar, que más de una vez me había tenido que llamar una vecina para decirme que había ido el médico de urgencia porque le había subido la presión.

Era exageradamente puntual. EXAGERADAMENTE. Es decir, si decía que llegaba a las 10 y había un trayecto de 1 hora, salía con el autobús de las 8 y ya estaba preparada desde las 6. Por lo menos. Parece una exageración pero era así. Preparada quiere decir con la chaqueta puesta y el bolso en la mano, ojo. Eso es porque mi abuelo, otro crack, era un absoluto fanático de la puntualidad: mi abuela siempre contaba la misma historia que le había sucedido ya casados. Por lo visto, mi abuelo había dicho que a las 7 se iban al cine; si a las siete y UN minuto no habían salido por la puerta, ya no se iba al cine xD Mi madre se había quedado fuera en la calle más de una vez por esta circunstancia xDDDD

Era también previsora hasta decir basta; preparaba el dinero para la mujer de la limpieza justo cuando ésta salía por la puerta para tenerlo listo para el día siguiente. No le gustaba hacer planes sobre la marcha, tenía que tenerlo todo previsto.

También era un correcaminos. Por cada paso que yo daba, ella tenía que dar 3 y aún así iba de acá para allá sin parar. No podía estar quieta. Una bestia parda de la movilidad. Normal, había tenido que estar en movimiento constante durante la guerra y se le debió quedar esa inquietud. De la represión durante la postguerra y la dictadura se le quedó un amor hacia Catalunya muy pegado y, aunque siempre decía que no daría la vida por la patria, oir entonar el "Cant dels Ocells" la hacía llorar inmediatamente. Y por supuesto del Barça, era incapaz de ver un partido o escucharlo por la radio por lo nerviosa que se ponía.

No perdonaba una comida. De hecho, en todas las excursiones que hacía las medía por lo bien o mal que habían comido. De hecho, incluso el día de su muerte, no perdonó el desayuno. Y era híper fan del chocolate. Pero fan a muerte. Y de los dulces en general, para los que siempre disponía de un estómago aparte. De hecho podía estar super llena como para no comer segundo plato, pero el postre siempre entraba a la perfección. Curioso. xD

Pero más importante aún, era fan mío. De hecho, cuando algo malo podía pasarme, hacía promesas contra el consumo de chocolate. Es decir, cuando me rompí una pierna a los 15 años, prometió que si no me tenían que operar que estaría un año sin comer chocolate. Joder, qué putada le hice xDDDD Y ojo, que romper promesas no estaba en su vocabulario. Se prestaba a todas las perrerías que le hacía, incluso siendo yo ya 'mayor'. Si la disfrazaba, si me escondía para asustarla... pero mira, me adoraba con locura. Es la única persona que me ha querido sin condiciones.

Pero, sobretodo, era una gran persona. Mayor, qué duda cabe, pero grande en general. Era muy rolera y se adaptaba a todo, era muy difícil que no encajara en alguna parte. Era moderna. Era, en muchas cosas, como a mí me gustaría ser algún día.

Por ese motivo, el pasado jueves se marchó una de mis referencias justo en el momento en el que ella hubiese visto peligrar esa circunstancia. Hasta en eso fue previsora. Murió una gran persona, una gran abuela. Murió una parte de mí.

Amb tú, sempre.

P.S. Seria injusto cerrar esto sin reconocer la ayuda de mi entorno en estos momentos (aquí entran todos los que entran, que ya saben quiénes son) pero, especialmente, la ayuda en los últimos de ella. Porque al fin y al cabo yo sigo aquí y ella ya no; y por ese motivo, creo que es deber mencionar aquí la labor de Mònica en toda la gestión logística y emocional bastante anterior y posterior al evento porque, sinceramente, no sé qué hubiera pasado si no hubiera estado allí, una vez más.

lunes, 12 de enero de 2009

No es país para viejos (que trata sobre la vejez, doblemente)

Hace días que tengo esta entrada aparcada, de hecho desde probablemente finales del año pasado y los primeros del que acabamos de empezar. Ha sido algo absolutamente involuntario, porque a raíz de los acontecimientos que hoy anotaré parece algo buscado y no es así. La cosa es simple: se ha precipitado todo de forma que ha superado todas las previsiones muy ampliamente.

He dicho muchas veces que el mundo está confeccionado al revés: los mejores años de nuestra vida transcurren, durante la mayor parte del tiempo, haciendo cosas que no queremos hacer. Bien sea en la escuela - en la que la mayoría no quiere estar - o bien sea, mayormente, trabajando en algo en lo que no te gusta o sencillamente trabajando, en general, cuando seguramente dedicaríamos nuestro tiempo en tareas mucho más ociosas. Así se desarrollan una gran cantidad de años en los que, a pesar de nuestras "obligaciones", hemos sabido encontrar tiempo para hacer cosas que también nos apetecen hacer. Es la gran capacidad de adaptación que ha hecho del hombre la especie dominante en nuestro planeta.

Decía que está hecho al revés porque esos años, indiscutiblemente los mejores a nivel físico (por lo general estamos más sanos, más fuertes, más vitales, más guapos), los "malgastamos". En cambio, cuando ya estamos quemados tras 60 años de hacer cosas que no hubiésemos deseado hacer, llega nuestra jubilación y nuestro merecido "descanso". Descansamos, buena es la palabra, porque estamos cansados.

Ya que de momento parece imposible evitar esta fuente de males que se denomina "trabajo", algo irreal que se ha inventado el hombre, pienso que sería mejor que la vida biológica estuviera organizada al revés. Es decir, que el hombre en lugar de ir de más a menos y acabar siendo testigo de su propia decrepitación, fuera de menos a más y, llegado el momento de su jubilación, le quedaran por delante los mejores años de su vida.

La razón por la que expongo todo esto es sencilla: en mi vida, dado que mi madre murió relativamente "joven", solamente he podido observar el proceso de "cuesta abajo" en mi abuela. La gente de su generación, que pasaron mucho tiempo de su vida preocupados solamente por ver qué comerían al día siguiente, sí supieron ser felices. Por eso muchos abuelos viven tanto. Y tan bien. Mi abuela, a pesar de ser bastante rolera, también vio como los años pasaban para ella. A los 86 se semotió incluso a una operación de cadera de la que se recuperó sin problemas. Pero, poco a poco y aunque su físico aguantaba muy bien (autónoma durante toda su vida, viviendo sola en un segundo piso sin ascensor con unas escaleras inverosímiles) su mente sufría un lento proceso degenerativo clásico de la gente mayor; al principio era casi gracioso: repetía muchas cosas, tenía algún lapso de memoria ("me dijiste que vendrías el jueves o el viernes?") pero nada importante. Recientemente, pero, ya fue más grave a partir de la desaparición de mi madre, un golpe del que difícilmente se recupera la gente a su edad. No reconocer su propia casa, no recordar dónde estuvo ayer, etc. Conmigo ningún problema, pero con otras personas también tuvo algunas dudas y sucedieron ciertos episodios que no merecen recordarse.

El día de año nuevo llegó un punto en el que era insostenible y, contrariamente a su voluntad de toda la vida, tuvimos que internarla en la residencia de unos amigos; eso sucedió a raíz, creo, de cuando ella brevemente se dió cuenta de sus lagunas. Reflexionando al respecto, entendió que este bajón era debido al fallecimiento de su hija y acepto ir a un lugar donde la cuidaran (prohibida terminantemente la palabra residencia y aún más asilo!!) durante unos días. Este breve período de autoconcienciación sobre el estado actual es lo que más me fascinó.

No obstante, apenas una semana después de su internamiento y justo tres meses después de lo de mi madre, mi abuela murió de una embolia. No perdonó su último desayuno, Dios la libre de cometer semejante atrocidad porque menuda era ella para las comidas, y falleció a eso de las 11 de la mañana. 91 años, tras pasar sola casi 20 años después de que su marido - mi abuelo - falleciera víctima de un cáncer. Es decir, que después de toda su vida trabajando, poco tiempo después se queda viuda y debe pasar el resto de sus días sin poder disfrutar de ese "descanso" merecido en compañía de quién había estado con ella toda la vida. Eso no es justo. Y, por esa razón, argumento que el mundo está hecho al revés.

Como los pensamientos que quiero dedicarle mi abuela Palmira merecen ser recogidos en una entrada aparte que publicaré mañana, quiero cerrar el tema que quería tratar aquí, los motivos por los que me parece que vivimos en una realidad tremendamente injusta. No la veré cambiar, no me cabe duda, pero el recurso de la pataleta no me lo quita nadie.

miércoles, 7 de enero de 2009

Los Tres Reyes Majos (que trata sobre el día de ayer y los niños)

Tengo una entrada pendiente de publicación que habla sobre la vejez, rescatando el tema que dejé aparcado el lunes. Pero no considero lícito que, siendo ayer el día de los niños, publique hoy un texto sobre la coyuntura del ser anciano hoy día. Consideraré este tema para mañana, pues.

Ayer era 6 de Enero y, según la tradición católica, el día de la Epifanía del Señor; eso significa que, en pocas palabras, es el día en el que la divinidad de Jesús se da a conocer a todos los pueblos que posteriormente abrazarían el cristianismo.

Dicen que, sin embargo, no fueron ni tres, ni eran reyes ni desde luego eran magos los personajes que acudieron a saludar al recién nacido. Tal vez fueron más, tal vez fueron sacerdotes y filósofos y quizá eran tan mundanos como cualquier hijo de vecino. Pero es innegable que la simbología que arrastran trasciende mucho más allá de mitos y leyendas hasta la realidad de hoy día, más de 2000 años después, como atestiguan millones de testimonios en todas las casas de medio mundo.

Hay algunas religiones de corte actual que no creen en esto de los reyes magos por cuestiones que no vienen al caso. Pero incluso los acólitos de estos movimientos raramente pueden resistirse a las miradas absortas de sorpresa, de fascinación, de emociones incontenibles con las que los más pequeños de la casa observan las carrozas en las que Melchor, Gaspar y Baltasar reparten caramelos a su paso. Algunos argumentarán que es por puro interés: los niños saben que al día siguiente hay juguetes nuevos y por eso están muy alegres, pero esa es una visión muy limitada de la totalidad.

Cuando los niños escriben la carta a los reyes, verdaderamente hacen propósito de enmienda. Es la única vez probablemente en toda la vida en la que este propósito es real. Ni gimnasios ni operaciones bikini: lo de los niños sí va en serio. Y cuando llegan los reyes, las caras de los enanos no tienen equiparación ninguna con cualquiera de los sentimientos que experimentarán la mayoría de los mayores en toda su vida. Tal vez sí que haya algo de magia en los tres reyes magos después de todo. Las expresiones de sus rostros tienen un efecto lifting para quienes las observan, un efecto rejuvenecedor que no se equipara ni con los más caros productos químicos del mercado; es como si te transportaran en el tiempo, muchos años atrás, antes de perder el más preciado de los dones: la inocencia. El gozo que se les observa no les cabe en sus pequeñísimos cuerpos y cuando rozan las edades de los 3, 4 ó 5 años es simplemente espectacular comprobar como observan el desfile de la noche del 5 de enero y se giran hacia tí intentando en vano compartir unos sentimientos que todavía no han aprendido a expresar. Sencillamente les desborda.

Durante el lunes por la noche y ayer durante buena parte del día pude asistir en primera persona a una de estas sesiones de rejuvenecimiento. Esto sí que llena de orgullo y honda satisfacción y no el discurso de Juan Carlos.

Llegó hasta tal punto la regresión a mi niñez que durante un buen rato, durante la noche del lunes y parte del martes, volví a sentir la emoción de los paquetes, del papel de regalo y de no saber ni qué cara poner mientras se abrían. Porque en realidad lo que hay dentro es lo menos importante (aunque mole :-) ).

lunes, 5 de enero de 2009

Año nuevo, anño bueno (que trata sobre la entrada del año, brevemente)

Últimamente no sé qué ocurre que las entradas no se me publican ni tan siquiera programadamente, qué asco de blogger. Al final voy a tener que migrar a wordpress a destajo. En fin.

El caso es que ya estamos en 2009, un año que seguro será de crisis económica y recesión, aunque a nivel personal lo espero como un año de expansión. Y a destajo. Por lo pronto, una de las entradas que quería publicar para el 31 y que lamentablemente no veo (no publico ahora por desactualizada) hacía referencia a los nacimientos y a las nuevas vidas, un milagro que no solamente no cesa de fascinarme sino que aumenta mi admiración día tras día. Hacía mucho tiempo que no veía un ser con apenas una hora de vida (una hora!!) y no me caben las palabras.

Sin duda alguna habrá que tomarse con positivismo los próximos meses, que se me antojan difíciles. Para empezar, exámenes este sábado y el próximo (sigh...), con lo que me perderé el campeonato del próximo fin de semana y, debido a la lluvia, lo que se dice jugar a tenis (a excepción de ayer con MC) no hemos jugado mucho.

Para mañana quiero madurar una entrada sobre la vejez y sobre el cómo me gustaría llegar a ella, algo que me lleva ocupando mi tiempo libre cerebral en estos últimos días. Por lo pronto, hoy, quiero disfrutar de la llegada de los reyes magos y de las caras de felicidad de los niños que, si todo va bien, podré contemplar in situ esta misma noche. Tengo ganas.