lunes, 26 de enero de 2009

Naturaleza y energía (que trata sobre el pasado fin de semana, brevemente)

Menudo caos. Hacía mucho tiempo que no se veía nada igual, incluso diría que nunca se había visto algo parecido como lo acontecido este fin de semana. Debo reconocer que al principio no me enteré mucho de la situación pues en realidad la noche previa parecía más calmada de lo que al final aconteció. Hablo, lógicamente, del vendaval que se ha sufrido por estos lares, por lo visto la cola de un huracán que ha arrasado la comarca donde vivo y las que lindan por ellas. Algunos titulares en los periódicos se han hecho eco de la situación climatológica, especialmente tras la trágica muerte de 4 niños que estaban refugiados en un pabellón deportivo cuando el techo voló y los muros se vinieron abajo, aplastándolos con violencia. También en el pueblo-calle vecino hubo que lamentar dos muertes más, víctimas de un árbol que se les cayó encima de forma imprevista.

Y es que esa ha sido la tónica general del fin de semana. Vientos de hasta 140 Km/h sacudieron la región, ensañándose especialmente con la masa forestal de las urbanizaciones. Aquí en Fontpineda fue espectacular: el vecino de abajo vio como un pino caía a la carretera, llevándose el tendido eléctrico por el camino. El del final de la calle sufrió la caida de dos pinazos gordos que se fueron contra la casa de enfrente, cortando la calle. Atrás también cayeron varios, contra sus vecinos o contra la carretera, cortando las vías de acceso. Total, que el sábado por la tarde no había forma humana de abandonar mi casa con un vehículo, al quedar bloqueados todos los accesos. Y, por si fuera poco, sin energía eléctrica debido al derrumbe de los postes y a la incapacidad de la central y de los bomberos para restablecer la situación.

Dos días enteros sin luz, que se dice rápido pero que jode bastante. El camping-gas, las velas, el trivial y el Scrabble hicieron el resto para mitigar el hecho de que no había electricidad, no había calefacción y daba miedo salir a la calle. Pero te das cuenta de una cosa que dificilmente puedes apreciar en otras circunstancias: el auténtico silencio. Hace algunas entradas hablaba de esto precisamente, de que el "silencio" que nosotros experimentamos en la realidad de cada día en realidad no es tal, porque siempre hay un ligero rumor del ventilador del ordenador, del compresor de la nevera, de la industria de la ciudad a lo lejos, los pájaros en los árboles... Pero el otro día no había NADA. Absolutamente nada. Todo a oscuras, sin el ruido de elementos mecánicos que enturbiaran esta sensación e incluso, para gran sorpresa mía, con la complicidad de los animales, todos ellos también en silencio. Eso me lleva a la conclusión que en Fontpineda hasta los perros deben ser eléctricos, porque ni uno ladraba durante la tarde del sábado.

Duró poco, no podría ser de otro modo, pues las motosierras hicieron acto de aparición para tratar por lo menos de despejar el camino para los vehículos. Está claro que el silencio es oro, por lo que dura.

Lo que me dejó pensando es la inmensa dependencia que tenemos de la energía. Durante dos días volvimos a la edad de piedra en nuestras casas. Y en cierto modo fue hasta... reconfortante.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya me estaba preocupando por la falta de actualizacion del blog, veo que el blog de hoy es fecha del 26 de enero, supongo que tambien ahí hay retrasos como en el aeropuerto donde trabajo, jejeje.
Aquí en Sant Boi lo del vendabal fue alucinante, vi volar una tapa de una alcantarilla y como se empotraba en un coche, por suerte aquí no se nos fue la luz aunque hubo intentos de ello con microcortes leves.
Si, tienes razón, dependemos demasiado de la energía tanto a nivel operacional como a nivel emocional.

Sldos. Jordi.

Anónimo dijo...

Ugh, pues casi acerté con lo del viento...

No es que los perros fueran eléctricos, es que probablemente los perros de tu barrio ahora estén en Sicilia o algo así XD.

Aqui en ibiza el viento también pegó fuerte. Protección civil se pasó casi dos dias paseandose de arriba a abajo cortando pinos y ramas de otros árboles que caían al suelo, y eso que por aquí no pegó tanto el vendaval como por allí.

Anabel dijo...

Parece una peli de miedo de esas que se acaba el mundo....en la capital se notó, pero no llegamos a ese punto de quedarnos sin luz...

No oías perros por que muchos
están en Sicilia, como bien comentan y el resto estaban acojonados protegiéndose cómo podían...

En Ibiza, ¿no cerraron el puerto? mis padres me comentaron que dónde ellos viven, se llevaron por delante macetones y algún "chamizo"...