jueves, 27 de noviembre de 2008

Siempre un poco más... (que trata sobre aspiraciones personales, brevemente)

El problema de la gente es que acostumbra a querer más, en todo y sin medida. En todo sin distinción. Lo reflexionaba el otro día, mientras ultimaba un trabajo sobre las revoluciones sociales y culturales durante la guerra fría, en la década de los 50 y 60, pero es un efecto constatado multi-millardiaramente a diario en todas partes del mundo. La gente se acostumbra muy rápidamente a las cosas y aunque muchos son capaces de echar la vista atrás cuando les queda muy reciente, fácilmente se olvidan los tiempos de penurias (especialmente si hay una generación de por medio, pero eso es otra cosa) y se pretende algo más.

Hay gente que está mal y pretende más, lógico. Pero incluso cuando uno está bien, y eso se observa también con frecuencia, quiere más hasta el punto de hasta arriesgar lo que ha conseguido. Igual es la avaricia propia del ser humano, no sé.

Creo haber redescubierto la verdadera gracia de aquellos que viven al límite. Porque, aunque muchos tacharían -en frío - a aquellos que lo hacen de "locos", tiene cierta gracia pasearse, como el reza el reciente título de EA, por el filo del espejo. Supongo que si eso surge de modo natural, es una de las mejores cosas de la vida.

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