lunes, 16 de junio de 2008

Más que un lugar habitable (que trata sobre la compleción de los acontecimientos que conducen a convertir cuatro paredes en un lugar habitable)

Acabo de perder una operación contra mi competencia, después de que en la feria estuviera observando ambas máquinas, etc, etc, con lo que no estoy de demasiado buen humor. Espero que a lo largo de la mañana se tomen las medidas oportunas para que eso cambie. Sin embargo, sí han ocurrido buenas cosas durante el fin de semana y merecen ser recordadas aquí.

Por lo pronto, el viernes avancé una ronda más en el social del club (6-0/6-1), pero de ganar otra me llevaría a jugar contra el hermano de Mònica, un obstáculo otrora asequible - no sin toda suerte de dificultades - pero hoy inabordable ni aún en mi 150%, que tampoco es el caso. Perder contra rivales de esta entidad no me asusta, incluso al contrario: me hacen querer ser mejor. En cualquier caso, aún dispongo de métodos para intentar tener alguna chance: el soborno, por ejemplo. O llevarlo de fiesta y emborracharlo para un posterior chantaje. También puedo decir que la final es a una hora y avanzar el partido para descalificarlo por no presentarse. Opciones, todas ellas, completamente legítimas que estoy ponderando seriamente.

También hubo cena en EL restaurante de Castefa (puesto así en mayúsculas por convertirse éste en una sanísima costumbre de la que no quiero renunciar) a pesar de que hacía un frío que te ponía, en palabras de Cruyff, el "gallina de piel". Sábado había pseudo-ganas de más playa - ganas sí por el contenido, menos por las vicisitudes propias playeras (arena de mierda, viento de mierda, frío de mierda)- pero al final hubo vermout social con Lynn como estrella de la fiesta.

Por la tarde, tras casi 3 semanas fuera, había que rellenar la nevera y la despensa. Atención al dato, porque se batió el récord en el supermercado: 362 euretes fue lo que costó llenar el carro (increíble-ble-ble), y solamente había alrededor de 40 euros de gasto extraordinario, si se entiende éste como aquel que se hace una vez cada muchas compras. Todo es caro, pero los productos de limpieza todavía más: las putas power-ball del lavavajillas 25 euros? Anda hombre.

Domingo también tuve partido (6-4/6-0) y pude encontrarme con la nueva Gemma (I'm still having my eyes wiiiide open when I listen to her saying some things related to... tennis, somehow), que siempre apetece. Y hasta hubo paseo por Fontpineda later on, mira por donde. Pero, a todo esto, ¿qué coño significa el título de la entrada?

Simple, vale la pena especificar este momento porque es importante para el recuerdo. Aún quedan algunas cosas por finiquitar, está claro, pero se puede decir que la cocina está lista. Simplemente, aún a pesar de ser la cocina más diminuta que he visto en mi vida - mucho más que la de la Palma, con diferencia - es impresionante el espacio que se ha ganado. Increíble. O sea, las cosas caben en los armarios. No hace falta tenerlas en mitad del paso o a la vista. Hay lavavajillas, con lo que se acabó el amontonar los platos en la pica. Hay horno, que hace mejores las pizzas que no el micro (xD) y que permite hacer una rosca como la del otro día. Hay vitro, que... que... que todavía no se ha estrenado, pero que de haberla hayla. Hay campana que traga humos. Hasta las cortinas están ya puestas.

Esto implica una cosa: la ampli, en cuanto a infrastructura propiamente dicha, está terminada. Ok, faltan algunas menores que desde luego no inciden demasiado alrededor de lo que es la vida hogareña misma (no tener cocina y depender de una plancha, un grill, una sandwitchera, un microondas y una nevera SI incide de forma determinante), pero globalmente está todo listo. Se ha tardado un montón de tiempo, pero ahora es más que un lugar potencialmente habitable: es una casa de verdad. Pequeña pero que tiene lo que hay que tener, en todos los sentidos. Espero darle el toque definitivo dentro de muy poquito, la verdad, si no desfallezco en mis facultades.

Victory is closer.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenas, te felicito for el fin tus grandes obras domesticas, ahora seguro que alguna mujer te dirá que a tu casa le falta un toque femenino, tu mismo, si te dejas.

Sldos. Jordi.

Gemma dijo...

¿La nueva Gemma? Pero si yo soy circunstancial, lo que pasa es que estoy en una circunstancia estructural, estoy serenamente enamorada (¿he escrito yo esto? ¡qué valiente!).

Felicitats per l'ampli. Acabar coses està bé :-)

Motenai dijo...

Más que valiente, diría yo. ¡Qué osada! How does Albert Federer feel about it?

Habéis pensado en ir a vivir juntos? ;-)

Motenai dijo...

POr cierto, bienvenido de vuelta, Jordi. Qué tal el viaje?

Anónimo dijo...

Muy bien Sergi, todo perfecto hasta la vuelta cuando cancelaron el avion de vuelta a Barcelona y nos "secuestraron" un día más, el resto fantastico.

Sldos. Jordi.

Anónimo dijo...

Estructural y circunstancialmente satisfecho...