martes, 9 de diciembre de 2008

La ametralladora dialéctica (que trata sobre... palabras por minuto)

Antes se escogía a las secretarias por muchas razones, inclusive algunas de índole específicamente laboral. Una de ellas era su capacidad para mecanografiar, medida frecuentemente en pulsaciones por minuto; casualmente, cuando era pequeño e iba a clase de inglés, mientras esperaba a entrar solía hacerlo en el aula de ordenadores donde se impartían cursos automatizados de mecanografía y allí pude asistir brevemente a algunas lecciones, cosa que hoy me permite estar escribiendo este texto sin mirar el teclado, aunque con 6 dedos en lugar de 8, cosas de la vida xD

El caso es que ayer tuve un encuentro con dos personas que a la postre se descubrieron con relación de parentesco directa, tras - el primero - 1 hora y media de charla contínua con sus interlocutores (novia, madre, cuñada), una disertación pseudo-cómica sobre la situación económica en España, la relación difícil de las empresas para con sus empleados, proveedores, etc. En algunos momentos gracioso, en otros grotescamente acertado, la mayoría simplemente "quillo". Mi padre y yo mirándonos el uno al otro, sin atrevernos a interrumpir aquella exhibición entre estrambótica y de humor de todo a cien.

Pero, acto seguido, con un intermedio de apenas 15 minutos, apareció el padre de la criatura, que nos deleitó con 115 minutos de interminable disertación sobre lo mismo, esta vez en solitario y con abundancia en los ejemplos, que pulverizó todos los récords de oratoria. Ríete tú de Sócrates y sus peripatéticos. Una chapa de casi dos horas a una velocidad de vértigo, incombustible el hombre, inconmensurable en su ponencia con, eso sí, la complicidad de un público objetivo (nosotros éramos público... umm... colateral, por aquello de los daños) que asentía de vez en cuando. Si de un partido de fútbol se tratara pero trasladándolo al tiempo efectivo de charla, entre esta máquina de las palabras y el paciente (aquí, en un hermoso doble sentido) el porcentaje de posesión - de la palabra - estaría a un 98% - 2%.

El resultado, tautológico. 17 de presión y algo de fiebre. Poco mal para tanto plasta. Le llegan a clavar un pitorro de un spray y hubiese empezado a pitar como una olla, porque aunque la temperatura corporal le marcaba apenas unas décimas, la intercraneal estoy convencido que descoyuntaba todos los termómetros celsius, fahrenheit y Kelvin.

Histórico. E irrepetible, por lo menos eso espero.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay gente que tiene mucho que decir... y otra que no, pero lo cree, así que dice igualmente xD.

Anónimo dijo...

Hay gente que en su casa no le dejan expresarse y claro, cuando salen "secuestran" a los demás, cuando esto pasa parece que se para el mundo a tu alrededor y que solo estas con esa persona hasta que gracias a los moviles (le veo alguna utilidad) puede surgir una llamada de rescate y así poder tener una excusa para cortar el largo discurso.

Sldos. Jordi.

Anabel dijo...

blablablablablabaklballa LABDSOUASHNNLIWDSO sdkfcblwdoiyfukwndbbcoiwuedñl lqkjewdoihjedoiw blablablablablablaaaaaaaa

¿me estás escuchando?

Anónimo dijo...

Un célebre proverbio calagurritano reza:
"Más vale callar y parecer tonto que hablar y disipar toda duda"

Pero la duda realmente relevante es: ¿por qué se le aguanta la chapa a individuos así? ¿cuál es la recompensa social? ¿qué pasaría si te largas y lo dejas con la palabra en la boca? ánimo