viernes, 12 de diciembre de 2008

Deber y querer (que trata sobre...boh... ¿hacerse mayor?

Hace relativamente poco tiempo, discutía con LMG acerca de lo que supone estar permanentemente en vilo a la espera de que suceda algo que seguro que no te va a gustar, ponerse nervioso cada vez que suena el teléfono a horas poco habituales por lo que pueda estar pasando o simplemente el hecho de tener un montón de responsabilidades extra aparte de las cotidianas y que nuestra sociedad entiende como "normales": trabajar, ir aquí, ir allá, etc.

Buena parte de esas responsabilidades sobrevienen con la família; los hijos, sin ir más lejos, que desde luego atrapan la mayor parte de la atención de, no ya uno, sino dos adultos con un montón de las cosas que te obligan a hacer. Porque los niños son divertidos, ok, pero cambiar pañales no debe serlo, que esté dos horas para comer tampoco y que no te deje dormir por las noches tampoco debe ser un cachondeo. Evidentemente si estás casado o tienes pareja tienes responsabilidades para con ella, pero a diferencia del resto se trata de responsabilidades que tú has escogido tener. O haber escogido otra, vamos. Es decir, puedes abandonar a tu marido siempre que quieras, pero no puedes abandonar a un hijo.

El resto de quehaceres familiares sobrevienen con los padres y abuelos porque, como acertadamente me decía mi colega Carlos ayer, se hacen mayores. Es algo que repentinamente descubrí con mi padre durante estos últimos doce meses y también de sopetón con mi madre, más recientemente. El caso es que, con una cosa y la otra, poca capacidad de maniobra te dejan para las cosas que realmente quieres hacer. Las haces lo mejor que puedes, no podría decirse que con la mayor alegría del mundo porque no son cosas alegres de hacer, pero las haces. Y además, que en mi caso particular, no hay nadie más que pueda hacerlas (que coñe, un par de hermanos o de tíos no me vendrían mal...) Pero en cualquier caso, todo ello se engloba en el apartado "deber".

El "querer" es otra cosa. Otra cosa que está mayormente ocupada con la universidad, de la que aprendo mucho y me es muy beneficiosa, pero como sucede con todo, hay momentos en los que aprieta más que en otros y en los que no tienes ganas de hacer un ensayo sobre teoria del conocimiento y te apetecería más despejar la mente con cualquier otra cosa. Algo de "descarga", por así decirlo. El no tener momentos de esos, o el tal vez tener tan pocos, es lo que significa... ¿hacerse mayor? Espero que no, me consta que hay mucha gente que en su balanza las proporciones deber y querer ocupan porcentajes distintos. Así lo espero, por lo menos.

Por eso, en mitad del tumulto, hay detalles. Hay momentos. En ocasiones son experiencias concretas enmarcadas en una experiencia más grande que, por lo cotidiano, puedes no valorar día a día. Esto es extrapolable a tantas cosas que me es perezosamente imposible relatarlas aquí. Pero incluyo, por supuesto, el no renunciar a esos breves flashes de naturalidad que te otorga la realidad diaria; a un guiño, a una conexión especial, a un abrazo, a un beso. Porque aunque parezca mentira, lo mejor del mundo - la esencia de la vida misma - está construido a partir de esos pequeños detalles que, en la medida en que se lo permitimos, engrosan ligeramente el apartado del "querer", haciendo nuestra existencia y el mundo del "deber" por lo menos un poquito mejor y más llevadero. ¿Cómo vamos a renunciar a eso?

Porque si tengo que hacerme mayor, prefiero que sea así. Poco a poco. Beso a beso.

4 comentarios:

Anabel dijo...

esta si que es quicaaaaaaaaaa...cierto es que en tu caso, muchas cosas han venido de golpe y estás (estabas mejor dicho) solo ante todo...me alegro que pienses así y que beso a beso vayas...dónde sea!

un saludito a LMG

Anónimo dijo...

Un saludo a ti también, maca ;-)

LMG

Anónimo dijo...

Sergi, me siento completamente identificado con la entrada que has hecho hoy.

Sldos. Jordi.

Anónimo dijo...

Crec que els grans tenen algún secret per suportar el dia a dia. Potser són com les joguines que prenen vida quan es tanca la porta... shht! Si, Sergi, ens fem grans... i veig que ja comences a buscar els teus propis métodes per sobreviure.