viernes, 18 de abril de 2008

Harversters of sorrow (que trata sobre las injusticias que presentan enfermedades que van más allá del dolor)

Existen un montón de enfermedades ahí afuera. Bacterias, virus, transtornos autoinmunes... que se suman a traumas, laceraciones, amputaciones, etc. De empezar a nombrarlas todas, sería un no acabar. Las peores de todas, sin ninguna duda, son las degenerativas. Son las más injustas con las personas. Y de todas las degenerativas, las que afectan al cerebro donde, al fin y al cabo, es donde reside la esencia de las personas.

Hay transtornos mutilantes que duelen, no sé, por ejemplo el quedar incapacitado en una silla de ruedas; puedes sufrir una colostomía y quedar ligado permanentemente a una bolsa; puedes tener insuficiencia renal o hepática y depender de diálisis o hemodiálisis... no sé, se me ocurren mil. E incluso algunas cerebrales, como el Parkinson, cuando no producen deterioro intelectual, siguen siendo una putada gordísima pero la esencia de la persona, en la mayoría de los casos, queda intacta.

El dolor físico observado en otros puede ser muy aprensivo: ver como alguien sufre por una piedra en el riñón o por unas quemaduras, huesos rotos y demás... lo he visto frecuentemente en estos últimos meses, hasta el punto que - lamentablemente - ya no creo que me afecte como al principio.

Sin embargo, hay algo que me sigue doliendo como el primer día: el colapso mental. Cuando a mi padre le diagnosticaron la metástasis en el cerebro y fuí a buscarlo a Sevilla, estaba como... ligeramente ausente. Eso me asustó más que incluso si hubiera tenido un accidente con el coche. Puede parecer raro, pero es así.

Por ejemplo, la enfermedad a la que le tengo pánico es precisamente el Alzheimer, porque es diabólicamente maligna quitándote lo único que verdaderamente te pertenece: tu intelecto, tus recuerdos. Corroe tu esencia.

Por eso, cuando tengo a mal observar algo que afecta a la capacidad intelectual de una persona, no ya que le nuble el juicio sino que convierta a esa persona en otra o en algo, se me viene un mundo encima. Ayer, mientras mi padre estaba subido a la ambuláncia en su trayecto habitual a su sesión de radioterápia, tuvo un ataque. El mismo ataque que sirvió para diagnosticar su cáncer. No podía ser por lo mismo, pues una resonancia de control de apenas una semana antes había resultado limpia absolutamente. Pero sus niveles de fenitoína estaban por los suelos y empezó a tener crisis de tipo epiléptico seguidas, una detrás de otra. Hubo momentos muy duros en los que realmente no sabía qué hacer, aparte de la ineptitud de cierto médico que me miraba y me decía que había que esperar a que se le pasara y que hiciera efecto la medicación.

No fue hasta que llegaron otros dos y le metieron Rivotril (clonazepam) a chorro cuando dejó de convulsionar, pero hasta ese momento tuvo, en el espacio de 2 horas, algo así como 10 crisis. La verdad es que me asusté mucho, porque cuando tienes muchas existe un porcentaje de deterioro neuronal bastante alto. Porque existe una diferencia entre tener una crisis epiléptica y mantener un estatus epiléptico.

Cuando los niveles se regularon, lo enviaron a casa. Eso sucedió sobre las 2 de la mañana. Hoy estaba consciente, todavía bajo los efectos del psicotrópico, responde bien a las preguntas pero muestra algún carácter de tipo obsesivo-depresivo. Puede ser un efecto secundario del medicamento (tarda hasta 40 horas en desaparecer), pero la verdad es que sigue como algo ausente, sin muchas ganas de querer comunicarse. Habrá que ver si ha sufrido algún retroceso en las funciones cognitivas... lo que me da un poco de miedo.

Es terriblemente injusta esta situación, en especial - lógico - para el paciente. En especial para el paciente, sí, pero no me considero egoísta si pienso que también es muy injusto para mí. A fin de cuentas, cuando pierdes temporalmente o de modo crónico algo de entendimiento, no tienes por qué ser menos feliz. La felicidad no se liga a la inteligencia y, si lo hace, seguro que no es hacia arriba.

Son los que están a tu alrededor los que también sufren por ello y, en este sentido, no es justo que tengamos que vivir esto. Desde luego que él es lo primero pero, justo después, vamos nosotros. Y ahora hablo por nosotros, que no quiere decir que me olvide de él. Porque al tiempo que ayer se le colapsaba el cerebro, a mí se me colapsaba el corazón, se me paraba el alma. Esto no es justo. Yo, cuando tenga que abandonar este cuerpo, espero no tener ni que pasar por esto ni hacérselo pasar a mis hijos, si es que eventualmente los tengo, que está jodida la cosa.

No es que ayer me encontrara incapaz de hacer frente a la situación: creo que soy buen encajador de golpes y aunque la carga total que llevo estos últimos meses es alta, me agobia pero no me asfixia. Soy capaz de hacer frente a esta situación pero probablemente no haya otra que me joda más, porque tengo la impresión de que alguien o algo - muy malvado - está jugando con mi padre y, por ende, conmigo. Cada vez que se recupera, sucede algo. Demasiado bien íbamos.

Si pienso exclusivamente en lo que yo siento, y aunque me queda bastante para sentir algo parecido, tengo miedo de rebotarme contra el mundo en general y convertirme en lo peor que se puede convertir uno en la vida: un amargado.

Veré como evoluciona la cosa.

--------------------------

P.S. Por cierto, hoy es el cumpleaños de Gemma. Aunque ha abandonado su blog, no ha abandonado mi corazón. Y como Dios bajó de los cielos y me dijo que felicitara a Gemma en este día, yo felicito a Gemma en este día y todos nos regocijamos. Y porque hoy es su cumpleaños y, con la total seguridad de contar con el castizo permiso albertil (que menos mal que es español, que si llega a ser... pongamos griego... me pienso dos veces si escribir esto), puedo decirle desde el más profundo de los respetos que la quiero.

P.S.S. Perdona, Gem, que no esté para muchas alegrías. A fin de cuentas, solamente queda alguien en mi vida a quien dedicarle una oda, en veranito, y tu ya tienes la tuya :-)

4 comentarios:

GENocideFJS dijo...

Ánimo tío, ahora mismo seguramente eres un pilar en el que se apoya tu padre. Que ese pilar no flojee. Estás ahí como apoyo a pesar de todas las cosas que te han ocurrido en estos meses, añadidas a las luchas de todos los días, que ya de por sí pueden agotar al más pintado.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Bueno Sergi, te digo exactamente lo que te comenta geocidefjs, yo he pasado por lo mismo que tu hace muchos años y a veces creo que no lo he superado, pero ahora creo que tu padre lo tiene mas facil de salir porque todo está más avanzado, supongo que nadie te dijo que esto iba a ser facil.

Estamos aquí para ayudarte, solo tienes que pedirlo.

Sldos. Jordi.

Por cierto, felicidades Gemma.

Anabel dijo...

Ostras Sergi...he hablado contigo esta mañana y no tená ni idea...en fin, mucho ánimo.

Cuando las fuerzas flaqueen, apóyate en algún hombro amigo...muchos besos

Anónimo dijo...

Como no! permiso concedido

Alberto