jueves, 6 de marzo de 2008

Die Sonne (que trata sobre felicidades o infelicidades, brevemente)

Siendo como es mi leit motiv la búsqueda de la felicidad sin condiciones, y tras descubrir que a menudo ésta se esconde en los demás, sigo entusiasmado en la carrera que tantos sobresaltos me ha dado en los últimos tiempos. Si bien puede decirse que estos meses que dejo atrás rezuman cierto sabor agridulce, me complace poder atestiguar en primera persona el brillo de "la" luz al final del túnel, un brillo que me encanta y no me canso de observar cuando levanto la cabeza. No sería justo derrochar tanto optimismo de sopetón, cuando en realidad siempre hubo una luz al final del túnel. Siempre la misma razón, siempre la misma historia. ¡Qué buena historia!

Dicen que las distancias en la Tierra son grandes, pero en realidad las medimos con una escala demasiado pequeña. En términos siderales, el Sol está muy cerca y nos regala su Luz, que nos da vida. Está tan cerca que podemos verlo con nuestros propios ojos cada día. Irradia nuestro planeta con su calor, nos llena de vitalidad. El Sol, esencial para nuestra supervivencia física y mental, está cerca, a nuestro lado. Y lejos, al mismo tiempo, porque humanos es lo que somos y nuestra escala no es sideral. Si algo grave le pasara al Sol, incluso estando tan cerca como estamos, poco podríamos hacer por él. Cerca y aún lejos.

Die Sonne, que dicen en alemán y que tanto se adecua aquí, está injustamente triste. Y aquí me encuentro yo, un fan acérrimo de la Luna, llorando su tristeza. Llorando la impotencia de que mi Luna, mi cuarto creciente en la oscuridad de estos últimos meses, puede no bastar para que sonría. Y si alguna definición puede tener la infelicidad es precisamente la falta de sonrisas.

Pero cambiará. Aunque sea lo último que haga.

Hoy, creo, es un punto de inflexión.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Es posible que siempre exista una luz al final del tunel pero creo que no siempre sabemos buscarla.

Sldos. Jordi.

Motenai dijo...

Buena respuesta!

Laia dijo...

Schön, sehr schön Sergi...