jueves, 21 de febrero de 2008

Por un bocata de calamares (que trata sobre los platos típicos de los lugares)

Durante la jornada de ayer y la de hoy he estado en Madrid, que los catalanes pronunciamos Madrit y los de allí lo hacen Madriz. Probablemente sea la segunda ciudad de España en la que paso más tiempo e incluso ya uso las nomenclaturas clásicas de los habitantes de allí cuando circulo: bajo "por la de Andalucía", para irme siempre cojo "la de Barcelona" y suelo visitar clientes que están "en la de Toledo".

Es bien cierto que España es grande, mucho más grande de lo que la gente se piensa. Medio millón de quilómetros cuadrados dan para mucho y desde la ciudad condal, hay 1200 desde punta a punta. Como prácticamente me la he recorrido ya entera, y eso es menos de la mitad de lo que me gustaría y a su vez la mitad de lo que merece, últimamente intento integrarme más.

Un ejemplo claro de eso es en la comida, cosa que en el extranjero suelo hacer bastante más habitualmente, tal vez porque suelo ir menos y me dejo aconsejar por los lugareños. Es decir, no pido de la carta sino que a menos que ya haya estado allí la cierro y dejo que pidan por mí lo típico del lugar. En ocasiones me he llevado más de un chasco (a alguien que no le gusta la carne cruda comerse un platazo de carpaccio de ciervo es casi un suplicio), en otras me lo he pasado bien.

Como ayer llegué al mediodía y no había tiempo para mesa y mantel, pedimos un par de montaditos - algo semidesconocido en Catalunya - y listos. Por la noche, mientras cenaba acompañado de un italiano de Milán no pude más que quedarme en el hotel y comer, atención, una escalopa milanesa mientras el Barça ganaba al Celtic, que me jode porque lleva los colores del Betis. Uauh.

Pero hoy me dado el gustazo de comer un cocido madrileño como Dios manda. Y porque el cochinillo no lo encuentro casi moralmente aceptable, sino también hubiera caído. Y me ha sentado de maravilla, la verdad. Después he ido a propulsión trasera toda la tarde pero bueno, gajes del oficio.

Ahora solamente me falta el bocata de calamares, históricamente una asignatura pendiente madrileña que, lo prometo, arreglaré a la próxima ocasión :-)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues que casualidad, porque yo ayer jueves tambien estuve en Mad y me metí para comer un cocidito, para chuparse los dedos, y para cenar un bocata de calamares en ese "megabar" que tiene tres barras para vender solo bocatas de calamares, increibles, yo no se como aqui en bcn no se monta uno como ese.
Siempre que voy a MAD no perdono en bocata de calamares, lástima que no me dejen mas que escapadas a la city más horas pero el que manda es el jefe, jejejeje.

Sldos. Jordi.

Motenai dijo...

A mi es que los calamares no me apasionan, pero si hay que ponerse en plan chulapo e hincarle el diente a uno de esos montaditos para sentirse más madrileño, pues se hace y punto.

Vander dijo...

Madrid en catalán se dice Madridet.

Que te tenga que corregir un no-catalán tiene tela... xD