miércoles, 6 de febrero de 2008

A falta de pan, buena es la tortilla (que trata sobre la competitividad intrínseca de las personas, entre otras cosas)

El ser humano es competitivo por naturaleza. Yo mismo me considero un personaje muy competitivo, pero no solamente por el hecho de que cuando juego a algo intento ganar siempre; lo que ocurre es que procuro saber por qué he perdido e intentar mejorar para la próxima ocasión.

Generalmente parece que nos limitamos a lo deportivo cuando hablamos de estas cosas, pero nada más lejos de la realidad. Bien sea por un puesto de trabajo, por el mejor asiento en una obra de teatro, por un hombre o por una mujer... y en ocasiones se torna todo bastante violento, bastante incómodo.

Pero a veces, en esa infinita capacidad que tiene el hombre por parodiarse a sí mismo, crea competiciones de cualquier cosa. Por ejemplo, un campeonato de lanzamiento de huesos de aceituna, del cual un español - cómo no - es el campeón mundial. Cuando trasladamos eso a nivel local y con ese indiscutible aroma español, pero en parte importado de la herencia estadounidense, encontramos torneos de... tortilla de patatas.

La pasada semana, Meri me comentaba sus esfuerzos por presentar la mejor tortilla para el concurso que habían realizado en el colegio de su hijo; los niños van al cole para labrar su futuro poniéndose en brazos del maravilloso e intensísimo sistema educativo que tenemos en nuestro país pero, paralelamente, las madres montan su competición paralela. Cuando éramos críos, "mi padre era más fuerte que el tuyo". Ahora, tal y como está el ambiente, seguramente se usará más un "mi madre está más buena que la tuya" (y viendo los esfuerzos de alguna mamá que va a recoger los niños a clase, parece casi que busquen ese comentario).

No obstante, será difícil encontrar un "la tortilla de mi madre está más buena y es más grande que la de la tuya" en la boca de los niños aunque, siguiendo el ejemplo de antes y por lo que me contaba Meri después de presentar la suya, por las gigantescas muestras presentadas y por lo currados de los trabajos (tortillas con formas de campos de fútbol, castillos de tortilla, etc.) parece que cada uno a su nivel y desde donde está, intenta competir - y ganar.

En este caso, por la mejor tortilla de patatas. Y gracias a los tres maravillosos puntos que Meri recibió por la suya, la han acreditado con el correspondiente diploma. Porque oye, tres puntos son tres puntos y, por supuesto, el año se viene se van a cagar con la tortilla que va a preparar.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Como lo sabes !!!! Ya estoy haciendo el proyecto para el año que viene. Pero bueno, no gané porque no la probaron. Eso sí, nos quedó preciosa, con los moldes de plastelina de mi hijo, pero claro, quien me iba a decir a mí que los papas se lo iban a currar tanto. Esta claro el próximo año ganamos, no nos conformaremos con sólo tres gomets.

Anabel dijo...

Buenos días...

Pues eso! una fotito hubiese estado bien...me cuesta imaginarme tanto arte!

oye...¿spam de mi blog? que significa?

Anónimo dijo...

Bien Meri, tres puntos son el comienzo del exito, seguro que tu tortilla estaba buenisima pero consuelate, seguro que habia "tongo".

En otro orden de cosas, creo que la competitividad es una de las cosas que hace grande al ser humano y que sin ella no hubieramos avanzado en muchos aspectos pero claro, la competitividad hay que dosificarla y saber cuando se aplica para que los niños comiencen a saber utilizarla.

sldos. Jordi.

Anónimo dijo...

De eso estoy casi segura, ganó una del AMPA, la verdad es que la tortilla se lo merecía era un castillo de unos 20cm X 20 cm, precioso con sus banderitas , con soldaditos de chocolate, vamos todo una obra de arte, pero consistía en hacerla con los niños y me extraña mucho que un niño de tres años haya colaborado en esa obra maestra.