viernes, 22 de febrero de 2008

Coches, aeropuertos y párking (que trata sobre cómo se puede perder un coche en un aparcamiento)

Ayer regresé de Madrid(t,z) a las 19:00. Inmediatamente salí por la terminal B de llegadas, pasando por la miríada de gente que te mira cuando sales por la puerta bien por simple curiosidad, bien esperando que fueras aquella persona a la que realmente querrían que apareciera por la puerta.

Me dirigí a las cajas automáticas a validar el tícket y salí en busca del coche de los dibujos animados, el Beetle de mi madre, en el lugar que yo creía haberlo dejado... pero no. Busqué arriba y abajo... pero no. No estaba allí.

No era la primera vez que perdía el coche en un párking y por supuesto que no era la primera que lo hacía en el aeropuerto. Recuerdo aquella vez que estaba tan seguro de que lo había dejado en un sitio y que no estaba (y tras buscar durante una hora y media), así que me dirigí a información del aeropuerto a montarles un pollo porque me habían robado el coche. Después de cuestionarles las medidas de seguridad - de mierda - del aparcamiento, un señor me llevó con su motorcilla a dar una vuelta y finalmente lo ví allí, colocadito, bien puesto. Pensé en no decir nada y memorizar su ubicación para volver más tarde, pero decidí bajar los cuernos y decirle la verdad. Que yo era un gilipollas, vamos.

Ayer estuve alrededor de 40 minutos buscando y ante la perspectiva de pasarme 2 horas más, decidí tomar un atajo. Así que abordé a un coche que salía y le dije al conductor que había perdido el mío, que si me acompañaba en el suyo a dar una vuelta por el párking. El hombre accedió, admitiendo - por cortesía - que era normal y que a él también le había pasado (supongo que para no decirme que era gilipollas, vamos) y estuvimos un rato buscando sin éxito. Pero por lo menos acotamos mucho el radio de búsqueda y no quería abusar más de mi taxista improvisado.

Lejos de desistir, pero, levanté la mano para abordar a un segundo vehículo para continuar la hasta entonces infructuosa busca mientras, al tiempo, Mònica se descojonaba al otro lado del teléfono. Y en aquel preciso momento, mientras el conductor ya bajaba la ventanilla, lo ví. Estaba en la parte más alejada del párking, tras un todoterreno gigantesco que me bloqueaba su visión (ya, claro, la culpa es del todoterreno, no? Claaaaro, claaaaro). Tenía la clásica postura de coche de cómic, que te da la impresión de que si le silbaras acudiría al instante guiñándote un ojo.

No será la última vez que me pase, estoy seguro, pero ésta ha sido la ocasión en la que he tenido más morro :-)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

A mi eso mismo me pasó hace unos años en el centro comercial GRAN VIA, es tan jodido ese aparcamiento, estuvimos como 60 min buscandolo, creo que cuando lo encontre hasto lo besé.

Son cosas que pasan en la vida, jejeje, que seria de nosotros, serían los dias aburridos.

Sldos. Jordi.

Anónimo dijo...

Cuando lo vuelvas a perder recuerda llamarme de nuevo para que me pueda descojonar otra vez :- )

Increíbleeee!!!!

Mònica