martes, 8 de enero de 2008

Algo sobre Aída, pero no la de Verdi (que trata sobre cierto comentario que escuché en la popular serie de televisión)

Quién me lo iba a decir que serás la lluvia y yo la tempestad hace escasos meses, que me iba a aficionar a una serie de producción propia española. Supongo que es porque las series de entretenimiento, en su mayoría estadounidenses ya que siguen siendo los reyes del entretenimiento, se han americanizado mucho. Hay multitud de ejemplos, aunque los más notorios son tal vez "Siete vidas" y el spin-off "Aída". Atrás quedan los tiempos de Farmacia de Guardia o Médico de Familia.

El caso es que el mecanismo de Aída es muy sencillo: una serie de iconos de la sociedad actual, caricaturizados hasta el máximo nivel, se enlazan para formar algo semejante a una trama a base de "gags", solamente que en lugar de ser cómicos por su torpeza o por su modo de actuar, lo son por el ingenio en sus comentarios. Porque existe una diferencia entre "Siete Vidas" y "Manos a la obra", está claro, en lo que llaman - casi de forma pomposa - humor inteligente. Es mentira, de inteligente no tiene nada, pero así por lo visto la gente normal tiene una excusa para reirse de las tonterías que dice Buenafuente, que lo único que lo diferencia de los payasos es que no va con la cara pintada y no pregunta "¿Cómo están ustedeeeeeeeeeeees?". A mi me hacen gracia los chistes de Buenafuente, pero ni me hacen inteligente ni creo que lo soy porque me hagan gracia.

En fin, que desvío la atención de lo que quería recordar aquí. En el último episodio de Aída, uno de los personajes (el hijo del Frutero) que es súper-gay, envía una poesía a una publicación y se la rechazan porque el premio está abierto solamente a la participación de mujeres. A partir de ahí uno puede elucubrar sobre las posibilidades para la comedia que da esa situación, algunas más imaginativas que otras, pero el caso es que se hace pasar por mujer para poder volver a presentar la obra... y ganar. Cuando se descubre el engaño, la reflexión que hace delante de todas las feminatrix es que al poner premios "sólo para mujeres", éstas se están encadenando con los mismos grilletes que no hace mucho utilizaban los hombres para marginarlas de la sociedad. Y concluye gritando: "¡Igualdad!". Las feminatrix no aceptan y le arrebatan el premio, otorgándolo a la finalista que, para concluir la broma, se había presentado con un relato titulado "Mi útero y yo".

Evidentemente, Aída es una serie de ficción en cuyo equipo multidisciplinar de guionistas se encuentra de todo; en ocasiones hacen chistes bastante fáciles y recurrentes con gente que se presta a ello (Zaplana, Acebes y demás fauna del PP, Moratinos, Carod-Rovira y demás alimañas, etc) pero en conjunto no son más que un reflejo - exagerado y, como dije, caricaturizado - de la sociedad actual. Y la situación en que se encuentra el protagonista ante el premio literario me dejó pensando un rato, solamente lamentando no tener nadie al lado en ese momento que quisiera discutir al respecto.

Aunque todo el mundo lo viera como una ocurrencia más dentro del panorama televisivo basuril nacional, a mí me dejó pensando, la verdad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Llamadme raro, pero me gustan casi todas estas series españolas que se emiten en la actualidad y en algunos tiempos atras.
Ahora mismo la que más me gusta es la familia Mata, ya se que es incomprensible pero soy asi.
Lo que se me está haciendo pesado es "cuentame", para mi gusto hablan demasiado de politica.

Sldos. Jordi.