miércoles, 14 de noviembre de 2007

La llamada de la Vida (que trata sobre ciertos momentos en tu vida que te parecen una revelación)

Martes y trece. Teóricamente tenía que ser un día medianamente difícil porque se firmaba definitivamente el convenio con M antes de presentarlo al juez; efectivamente el día no fue fácil, aunque nada de lo previsto sucedió y tuve que viajar a Sevilla con carácter de urgencia.

Hay múltiples formas con las que puedo explicar el motivo que me llevó a la capital andaluza pero el que mejor lo resume se sintetiza de este modo: imagina que vas caminando por la calle de tu vida, tranquilamente (tal vez demasiado tranquilamente), dando por sentadas tantas cosas que pareces hasta haberte acomodado un poco en ellas, hasta que notas como te dan unos toquecitos por la espalda instándote a que te gires. Lo haces y la figura que encuentras es absolutamente impersonal; no es ni angelical ni siniestra, ni dulce ni áspera. Es la propia Vida, el mismo Destino, que pone su mano en tu hombro y cuando vuelves la vista, simplemente alza su dedo índice y con un tono que nada tiene de amenazador pero sí mucho de advertencia te dice: "Eh."

Mucha gente se queja de que, para con ciertas cosas o con ciertas personas, no ha tenido muchas oportunidades. Casi siempre es mentira, estoy convencido de que seguro que las han tenido y han sido demasiado obtusos para identificarlas. Yo espero gozar de la suficiente valentía para reconocer estar bendecido por disponer de una de ellas, y tener el suficiente coraje para no desaprovecharla.

Hoy, por lo pronto, he seguido las reglas que dictaban mi curiosidad atreviéndome a hacer preguntas que, aún sin incumbirme, había guardado durante 2 décadas enteras. Así que, Mònica, gracias por ese empujoncito al respecto. Te debo otra y espero que sigamos en la misma onda por mucho tiempo.

Quiero destacar el apoyo de los habituales hoy: aparte de la propia Mònica, Marta, Rosa y Meri. Mención especial merece ésta última, a la que hoy concedo la Medalla de Honor del Congreso por demostrar su valentía e intrepidez, aún habiéndose tenido que oir ciertas cosas desagradables y desagradecidas, más allá de la llamada del deber. Quiero dejar constancia de mi agradecimiento a Meri hoy por entender que lo que se necesitaba eran mensajes que sumaran, y que no cabía ni tan siquiera un pequeño comentario que sonara a reproche. Conseguir eso aumenta en gran medida su categoría humana y habla muy bien de ella.

Desde luego que este martes fue un día extraño. Espero que lo valioso de la lección de hoy sea capaz de retenerlo por mucho tiempo.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias Sergi, pero no creo que merezca esa medalla, hice lo que cualquier persona en esas circunstancias hubiera hecho o dicho.
De todas formas ayer fuiste un "heroe" en todos los sentidos.
Un abrazo muy fuerte. TK.

Anónimo dijo...

Animo Sergi, ayer fue un dia extraño, pero hoy ya es miercoles 14 y ya es otro dia.

Sldos. Jordi

Anabel dijo...

Si has aprendido algo ya ha valido la pena ;-)

Motenai dijo...

Gracias a todos por los mensajes de ánimo. Yo siempre he sido un antihéroe, nunca un héroe, así que...

Estamos en Turre, dentro de nada salimos hacia BCN.

Hay lecciones que salen muy caras, Anabella. Espero que no hayas tenido nunca que pagarlas a ese precio.

Anabel dijo...

Ai senyor!...ciertamente todo en esta vida tiene un precio...hasta la enseñanza (más es más!)...

No te hará mejor jugador de tenis xD...pero sí mejor personitaaaaaaaaaaa