martes, 28 de octubre de 2008

El bicho bola (que trata sobre mimetizar comportamientos insectoides altamente efectivos)

Hace relativamente mucho que no veo ninguno, cuando era pequeño solía verlos muy a menudo. Me refiero a aquellos bichos que rondaban por el suelo, del tamaño de aproximadamente el doble del volumen de una hormiga, y que cuando les tocabas automáticamente se convertían en una bola perfecta, como de una lenteja de diámetro. Estoy seguro de que tienen nombre técnico (Grissom?) pero todo el mundo los conoce como bichos - bola.

Es magnífico el comportamiento de estos insectos porque realmente tiene su utilidad convertirse en bola. Está claro que sea lo que sea que provoca ese estado - el peligro, vamos - sigue estando ahí a pesar de su conversión, pero por lo menos no es la técnica del avestruz que igualmente esconde la cabeza pero sigue quedando expuesto igual.

No, el bicho bola es distinto. Sabe que hay peligro afuera pero, y ahí está la gracia, le da igual. Si es algo de un tamaño razonable, no podrá con la esfera perfecta y dura que presenta. No se vale de ningún artilugio extra, ni se esconde. Simplemente se envuelve a sí mismo y la seguridad le invade. Importa un pimiento lo que suceda mientras está en ese estado: lo puedes enviar lejísimos de un disparo con los dedos, dejarlo caer desde un piso... sigue en bola. Invulnerable. Frágil en su interior como todos los demás, por supuesto, pero nada puede o podrá con él.

Duerme.

Yo me siento bola.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

El bicho bola, como tú le llamas, pierde muchísimo glam cuando recibe su nombre real: cochinilla...!!!

http:www.botanical-online.com/animales/cochinilla.htm

Pero eso no les quita seguir siendo fuertes.

m

Motenai dijo...

Oh, es de la familia de los armadillos, ni más ni menos.

Cochinilla r00lz.

Anónimo dijo...

Es un bonito bicho ya que parece inofensivo, siempre me hizo gracia.
El nombre en castellano no le hace justicia.

Sldos. Jordi

Anónimo dijo...

Por otro lado tenemos que tener en cuenta que al lanzarlo disparado con nuestros dedos el pobre bicho no muere pero le separamos de su gente y de su lugar habitual ya que para el unos cuantos metros es como para nosotros varios miles, que crueles somos a veces (me incluyo).

Sldos. Jordi.

Anónimo dijo...

Bichos?? Jirse, jirse...