martes, 15 de enero de 2008

Homenaje a Pascal (que trata sobre la presión, básicamente)

Hace siglos la gente era culta de verdad. Cuando yo estudiaba BUP y COU ya nos hicieron decidir entre letras y ciencias, condicionante para la futura entrada en la universidad. Las ingenierías pedían ciencia, mientras que las filologías pedían letras. Yo tengo curiosidad por las primeras, pero afinidad por las segundas.

Pero a pesar de que siempre (y sobretodo en los últimos tiempos) me he sentido atraído por los estudios humanísticos, hoy me gustaría hacer una pequeña reseña al filósofo y matemático, al físico e inventor Blaise Pascal. Curioso que a un franchute le debamos la creación de lo que fue la precursora de la calculadora, la "pascalina". Cuando hice estadística también salió este nombre, porque si mal no recuerdo fue uno de los primeros en presentar cálculos de probabilidades.

Pero el motivo que hoy me lleva a acordarme del teórico francés es por estudiar conceptos como la presión, cuya medición se hace precisamente en "pascales". Su aplicación más notoria - al margen de la jeringuilla - es la de la prensa hidráulica. Se basa en el principio que argumenta que "el incremento de presión aplicado a una superficie de un fluido incompresible (líquido), contenido en un recipiente indeformable, se transmite con el mismo valor a cada una de las partes del mismo". Es decir, para hablar en llano, que accionando presión sobre algo pequeño podemos mover algo mucho más grande. A través de muchas cosas pequeñas, desencadenamos un efecto mucho mayor. Tiene miles de ejemplos que vemos en el mundo real, de los que no apetece poner ninguno.

El único ejemplo que me interesa es el que atañe a mi cabeza; en estos últimos días he podido comprobar como el aumento de la presión en mi cabeza va a convertir este habitáculo cerrado en algo insoportable. Como montones de pequeñas cosas que suceden durante el día están haciendo que te cagues en la madre que parió a (casi) todo el mundo.

Breves oasis a lo largo del transcurso de la jornada laboral y por supuesto, la noche, son las únicas vías de escape para una vida que, muy pronto, será mucho mejor.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

De eso estoy segura, claro que será mucho mejor.
Yo también quiero amigos así, esos que no te secan las lágrimas cuando lloras, sino de los que evitan que se derramen. Que os vaya bonito. Un abrazo enorme.

Anónimo dijo...

Estoy seguro de eso de que dentro de poco sera mejor, estas en un momento ascendente y de mejora continua.

Sldos. Jordi

Motenai dijo...

Yo no sé cual de ellos soy, la verdad, pero sabes que me tienes ahí para lo que quieras :-) (y hasta un poco más xD)